santos castro checa

ABOLENGO DE OTOÑO

ABOLENGO DE OTOÑO

En el mundo y sus prejuicios, 
los demonios caminantes;
ya, en mi corazón, 
las golondrinas infinitas son errantes....

Tú, cabizbaja y sombría, mujer, llevaste
mi vida, en tu mirada azulada, mis ausencias;
delatanse en las piedras de tu andar tu desaliento;
Y, en los cielos, una golondrina es poesía
que nos ama, nos espía;
 nos seguía a todos lados con su quebrado vuelo,
su revolotear infinito, su enigma, 
su resignación solemne.
¡Cómo en gran sequía calmar su sed,
en tu dolor y el mío sin marchitar su flor!

De gélidos pensares matutina brisa,
los ensueños en elucubración versada,
y un corazón muriendo que nos llama,
como en un eco, desde las montañas 
a desolada mar; tu barca y mi barca naufragando
¡Leven anclas de lo mortal a lo inmortal!

Luego, callados sepulcros, besos marchitos
en el crepúsculo rojizo,
 cuando la noche desahogos aborta,
 hasta tu poesía; fatigada llega una estrella...

¡Oh, herejía en esta fantasía,
el amar no es sacrilegio, y nos une!

Yo te miro, mujer, hincada en tus abrojos;
me lastima sacrilegio epistolar 
por la intransigencia en un pecado capital;
por un sacramento apócrifo
postulado por conquistar tu amor,
y deseo ser sacrificio 
¡Soberbia ilusión en mi memoria alucinante!

 Ya quisiera verter mi sangre 
para no verte compungida
¡Ay, esta rubricada encrucijada!
¿porqué, este corazón, en su ataúd,
 se olvidó de su abolengo...?

Hay, en el mundo y sus prejuicios, 
los demonios caminantes;
mas, en mi corazón, 
mis golondrinas infinitas, son errantes....

8:22 p.m.
27/06/2024
Santos Castro Checa