Tomás Osorio del Río

El intruso de mi identidad

—¡Eres artificial! —

me digo

mientras busco en lo casual,

en lo orgánico,

sentirme más capaz

de obrar

y ver las cosas que consigo.

 

Y suena esa conexión

tan eléctrica que

me paraliza, me conmueve.

 

Y siento la irrealidad

de una vida

que tan solo me entretiene.

 

Dónde todos piden lo onírico

lo lascivo,

donde nada es verídico

 

Donde todos son el famélico

el impío

donde nadie pide lo ínfimo.