El amor cuando comienza, es curioso.
Ciertamente, al presentarse, es magia.
Para conocerlo hay ver al otro furioso.
Porque justo allí, es una materia agria.
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Será mezquino, si la pelea se extiende.
Unas veces, es desconfiado y gracioso.
Otras, lanza balas que, nadie entiende.
Muestra sensatez cuando está curioso.
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Suele huir furioso, por un sutil, engaño.
Suele intoxicarse con ventiscas de rabia.
Ese ser, sin límites, nunca mide el daño.
Para frenarlo, urge una parentela sabia.
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¡Enamorarse, de UNO de bien, es un arte.
Sí no es de fiar, conviene que, se aparte!