Quería que tú mujer, me dieras
el amor y tu dulzura a mi vida.
Que pena me causaste en ese
momento, te diste la vuelta y te
marchaste. No quisiste nada
conmigo, por eso no me iba a dar
a la pena ó, en tristeza quedaría.
Hoy tengo una vida de encantos,
porque pasl mis días entre mar, el descanso lo hago en el campo y, allí hay una hermosura que me tiene inspirado.
Solo sé que mis días son geniales y felices, sin tener tu dulzura ni amor, sin rogarte tanto.