Un lugar perdido y después
lo mágico de tenerte escondida
dentro de mi varita mágica
cual muñeco con contornos
sobrenaturales.
Un hombre perdido y lacónico sin más,
y siete ojos que vacilan ya que no saben
si deben observar tan lejos
como les enseñaron.
Un ramo de carcajadas,
muecas de existencia inmensa,
felicidad recuperada a base de joyeros
con amplias coloraciones
y besuqueos cadáveres del tiempo.
Plácidamente…
Un lugar degenerado y después
la metáfora del que precisa
no pecar de ignorancia.