Apúrate, mi sulamita.
A nuestro cielo
lo vestimos de colores
lo llenamos
de amor, risas, alegría y canto.
En él,
la felicidad se paseaba
nos mirábamos el uno al otro
y sonreíamos.
Una melodía ajena
a la distancia
se dejaba oír
lejos de molestar
encantaba.
Y fuimos,
tomados de la mano
dejándonos llevar
por la dulzura del amor
que se percibe
en cada beso.
La caracola nos recordaba
la frescura del Mar
y su calma,
ese camino a la fuente
nunca se nos hizo lejos
en medio de tantos árboles
sabíamos que nos esperaba
un beso.
De la mano tomados,
una mirada, una sonrisa
un no querer partir
deseando la compañía
que se tiene
dando gracias a Dios
para poder seguir.
Y el tiempo pasará
no se detendrá
todavía tengo
aliento y vida
muchos sueños cumplidos
otros tantos por desempacar,
ilusiones que fueron reales
tan reales que parecían sueños.
Apúrate, mi sulamita que
….la vida puede ser corta.
Amor mío.