En la quietud de la noche, bajo el manto estrellado,
un hombre de bondad, en oración se ha postrado.
Con palabras de amor, al cielo elevó su voz,
pidiendo por los suyos, con el corazón veloz.
\"Protege a mis amados\", fue su ferviente ruego,
\"del mal que acecha oculto, del oscuro fuego.
Que no los toque el daño, ni la sombra del dolor,
que encuentren en tu abrazo, refugio y amor.\"
Y así, en la penumbra, antes de su final,
Jesús, con gran ternura, mostró su amor sin igual.
No por Él mismo imploró, sino por sus hermanos,
demostrando que el amor, trasciende los años.
Nos enseñó que, en la vida, no estamos solo aquí,
que el cuidado por otros es lo que nos hace vivir.
Que en la oración hallamos, un poder sin igual,
para ayudar a aquellos, en su lucha vital.
Por eso, al igual que Él, extendemos nuestras manos,
a Jehová en oración por los otros, por los hermanos.
Que sientan la esperanza, que brinda la fe,
que, en medio de la tormenta, siempre habrá un porqué.
Que nuestras súplicas sean, como un bálsamo suave,
que alivie las penas, que el camino grave.
Que cada palabra dicha, con sinceridad,
sea un eco de amor, y de fraternidad.
Porque en cada petición, hay una fuerza oculta,
que se despliega amplia, que nunca se consulta.
Es la fuerza del justo, que con amor clama,
y en el cielo resuena, como una llama.
Así, en la oración, encontramos el camino,
para ser como Jesús, en nuestro destino.
Amarnos unos a otros, es la lección más pura,
que nos dejó aquel hombre, bajo la luna segura.
Que nuestras voces se unan, en un coro celestial,
pidiendo por nuestros hermanos, en el bien y en el mal.
Que seamos un reflejo, de aquel amor divino,
que nos enseñó Jesús, con su destino.
Que cada noche, al elevar nuestra plegaria,
recordemos el amor, que en su corazón llevaba.
Y que, al orar por otros, con devoción sincera,
seamos instrumentos de paz, en esta tierra.
Porque al final del día, lo que queda es el amor,
el que Jesús nos mostró, con su último valor.
Y en cada oración por otros, revivimos su gesto,
de amor, de fe, de esperanza, en este mundo nuestro.