Ayer te vi, pasaste, provocador, frente a mi casa.
Alguien llamó mi atención, sin dudas, ese eras tú.
Cómo olvidar tus poses al andar, eso no me pasa.
Jamás pude andar a tu lado, por ese gran ímpetu.
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Sí regreso, al inicio de este amor yo, me enjuicio.
Cómo no hacerlo, sí yo ya sabía, lo que tú harías.
Yo sabía, por tu actuar que, llevabas tu Maleficio.
Era mía la responsabilidad y jugué con mi osadía.
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En el juego, no bastaba con ver al otro, y no a ti.
Cada acción cuenta, para articular, las defensas.
Al fin, de tanto perder en el juego, lo comprendí.
Me armé de valor y grité: no acepto más ofensas.
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¡No es qué no lo sabía, es que estaba, amarrada.
La mayoría de las Evas, crecemos condicionadas!