Atahualpa
Al ínclito soldado, muy fuerte como ligre,
al rey del Amazonas, adiano y diestro tigre;
el límpido cacique, derecho, tal sultán.
Al hombre, cuya linfa lo cubre el gran linóleo,
al pámpano caudillo formado con propóleo:
menester de los Andes, valiente cual titán.
Al vástago guerrero, la vid de Patagonia;
incólume pantera, crisálida begonia,
la prímula valiosa, quillango del Perú...
prepara Machu Picchu su lírica puquina
y el póculo que sorbe la bácula divina
emerge caracuchas del sólido gurú.
La patria defendiste fornido hasta en el limen
después que el tal Pizarro tan vil hizo tu crimen,
saqueando los tesoros del ancho y grande edén.
Las flechas demostraron honor contra el villano;
las fuerzas invasoras del suelo castellano,
villorrio de Andresillo cruzando por pehuén.
América está herida, también lo está la Pampa:
por toda aquella sangre caída bajo trampa
a manos del vasallo, los quídams de Colón.
América respira con lagos en su pecho
y desde el Titicaca condena ese cohecho:
¡honores a Atahualpa proclama la región!
Samuel Dixon