Quizá a la inversa te pueda encontrar, rehacer sin querer mis pasos y por ahí
hallar las huellas toscas de mis palabras y revertir lo que hice mal.
Lo último de ti que tengo es una foto invertida donde pisas un cielo de tierra,
que, por ahí, entre palabras sin modular te escuché describir. Era tu lugar secreto,
personal y estuviste a punto de invitarme a visitarlo, creo que es mejor no
haberlo hecho, así mi presencia no basta ni sobra, hazme saber si estoy
equivocado.
La llave era un estado mental, ¿verdad? Creo que me diste una copia y nunca
me dijiste, porque ahora llevo una sensación ambigua en el bolsillo, tan tuya, y
un día de estos la curiosidad me va a ganar.