el brujo de letziaga

Dame un momento.

Dame un momento...dámelo aquí y ahora en está medianoche de noviembre y quiéreme si..., quiéreme como en las novelas románticas con toda esa fuerza que atesoras, como si fueras un diluvio en una ola, como esa brisa que se levanta sobre el corazón de la bahía soplando hacia la playa, como la espuma de las olas.

 

Esta es la hora mágica y seductora, nada de palabras, solamente hechos aquí y ahora..., la noche, los sueños, el embrujo, y miles de estrellas alineadas en un coro de luces con una luna que está quieta y sola, contemplándonos, mientras que el cielo se calla y el mar murmura con su íntimo canto misterioso; encarnándose entonces nuestra sangre y nuestra esencia con dichosa locura sobre un lecho de arena, hasta que aparece un sol tenue que nos sonríe desde la ventana donde florece el sortilegio del alba.