Por un currusco de pan
Cabalgas hasta mí,
Y el hocico asomas tras las vallas.
Rozando pómulo y crin
Con mis manos tibias pido
Que este otoño no sea el fin.
Si tu vientre grita y clama
al currusco en su rugir
ven a mí, llama.
Si del pan has de rumiar
haré mil cientos del trigo
ven aquí, llama.
Somos varios quienes miran,
dos dispuestos a partir,
como aguantas y no llamas.