Cuando mi vida está desvastada
cuando no emergen las palabras
mi vida toda es un angustioso ritual,
donde me abrazan los silencios
donde se transforman mis miedos
en las pasiones que ya no volverán.
Un ritual de emocionadas penas
de los besos perdidos que ya no me besan
los labios que no besaré jamás,
un rito de personajes ocultos
de recuerdos que me nacen tan profundos
y los sueños que ya no puedo alcanzar.
Un rito donde son letras y son versos
dónde es el dolor que llega hasta a mis huesos
y mis mentiras terminaron siendo verdad,
donde ahora quiero yo cuidarme
pero el tiempo hizo que sea ya muy tarde
y mi sombra quedó envuelta en la oscuridad.
Un diablo que está interesado en mi alma
un dios que no me pide absolutamente nada
y yo, sin rumbo, ignorando dónde he de llegar,
lágrimas que por dentro me sacuden
nostalgias que en el lodo me hunden
para que me sea más difícil poder avanzar.
Misterios que me fueron empobreciendo
enigmas que me han mantenido despierto
en instantes en que mi vida simplemente se va,
al ritmo implacable de las horas
con esta tristeza que dentro de mí se inmola
y me siento una flor que alguien va a deshojar.
Un ritual que se apodera de todos mis sentidos
que encadena mis pecados más prohibidos
y me embiste con la más fría tempestad,
mientras me entrego como un ave sin sus alas
a esa melancolía que caprichosa pasa
y de su mano parto en busca de la soledad.