Amigo, mi buen amigo,
me alegras con tu escultura
y siempre cuando te miro
tu fronda siempre me abruma.
Frondosas tienes tus ramas
las miro de abajo, arriba,
con estos ojos del alma
causando gran alegría.
Tus hojas visten de jade
que adornan valles y bosques
y cantan en tus ramales
palomas y ruiseñores.
Te admiro cuando te veo
con ese talle imponente
y quedo con mi alma, preso,
con solo pasar y verte.
Tu sombra siempre me asombra,
tu sombra me da cobijo
con esa frondosa copa
que siempre arranca suspiros.
Y más si visito el campo
se llenan con alegría
mis ojos que miran cuando
retozan muchas ardillas.
La lluvia cuando te baña
te deja muy limpio el traje
tus hojas se ven más claras
y brillas en cada tarde.
Te abundan muchas orejas
que dentro llevan semillas
y cuando el sol las reseca
te suenan como marimbas.
Hermoso es todo tu talle
y el tallo color canela
se pinta como la tarde
si el sol sus rayos destella.
Te cortan siempre con sierra,
igual que a muchos robledos
pues siempre con tus maderas
el malvado hace dinero.
Te cortan parte por parte,
te talan y ya no creces
y cuando llega la tarde
lo descrito… ¡también muere!