Freddy Kalvo

Árbol de Conacaste

 

Amigo, mi buen amigo,

me alegras con tu escultura

y siempre cuando te miro

tu fronda siempre me abruma.

 

Frondosas tienes tus ramas

las miro de abajo, arriba,

con estos ojos del alma

causando gran alegría.

 

Tus hojas visten de jade

que adornan valles y bosques

y cantan en tus ramales

palomas y ruiseñores.

 

Te admiro cuando te veo

con ese talle imponente

y quedo con mi alma, preso,

con solo pasar y verte.

 

Tu sombra siempre me asombra,

tu sombra me da cobijo

con esa frondosa copa

que siempre arranca suspiros.

 

Y más si visito el campo

se llenan con alegría

mis ojos que miran cuando

retozan muchas ardillas.

 

La lluvia cuando te baña

te deja muy limpio el traje

tus hojas se ven más claras

y brillas en cada tarde.

 

Te abundan muchas orejas

que dentro llevan semillas

y cuando el sol las reseca

te suenan como marimbas.

 

Hermoso es todo tu talle

y el tallo color canela

se pinta como la tarde

si el sol sus rayos destella.

 

Te cortan siempre con sierra,

igual que a muchos robledos

pues siempre con tus maderas

el malvado hace dinero.

 

Te cortan parte por parte,

te talan y ya no creces

y cuando llega la tarde

lo descrito… ¡también muere!