Con voz temblorosa e impaciente,
He aplazado todas las angustias,
Garabateando en páginas mustias,
Un verbo que trabaja inconsciente.
Es un sofoco que oprime el alma
Haciendo la poesía insostenible…
Quemando un verso imposible,
Sellando de un portazo mí calma.
Desde mi verbo navego, agonizante,
Con velas desplegadas para renacer
Un mito empañado por un amanecer,
Donde mastico un sueño equidistante.
Aislado de la vitalidad del pasado,
Voy sediento tras una paz verdadera
Hilvanando las flores de primavera
Desentrañando mi alfabeto acotado.