La mujer de la infancia rota
su mirar derramó un ente estéril
para atolondrar el aura mía.
Ha desolado toda composición, toda letra
y toda vida.
Migaja hecha canción nocturna sin folclor;
cumbre pálida de una garganta herida,
áspera por serle fiel a la jornada infértil.
De aquellos nocturnos vestigios eres donde agudas
se transmutan las fotografías.
¿Cómo es que me volví adepto a tus lágrimas añejas;
cual destino único es el alcohol que te pronuncia?
Prometo desahuciarte en cada fragmento
—que se extirpe hacia el olvido— de palabras
que con gesto piadoso se ocultan,
\"Se tiñen firmes para adorarte bajo el yugo de esta que fue nuestra noche\"