La luna comienza su ostracismo.
Lenta y apacible,
se esfuma como polvo en el aire.
Parpadear de amaneceres
contemplan su ida que es vuelta.
Siempre vuelve a volver
a donde nunca se fue.
Bostezar de ocasos la anuncian,
gallarda, airosa.
La luna comienza, otra vez,
su ostracismo inexorable,
su eterno fugaz éxodo.