Cada día oscurece más rápido,
Cada minuto, sus segundos son más largos,
Cada cuerpo es distinto,
Cada rostro es el mismo
Expresándome con sus miradas el odio de Dios.
Hoy… vosotros me juzgáis por lo que soy;
Os digo que….
Bebí cada botella como un loco
Y como un loco,
En cada botella enviaba mensajes de auxilio,
Sentado esperaba una pronta respuesta,
Incluso solía soñar con idilios intensos,
Había encallado en la tormenta de la soledad;
El cuadro se hacía más chico,
El calor se hacía más intenso,
Rompí cada reloj
Queriendo detener el tiempo,
Descolgué cada cuadro
Para borrar los recuerdos,
Pero aun el espejo
Escupía un rostro exhausto
Revelando el tiempo transcurrido
En la mirada del guerrero.
Lo rompí también,
Acabando de una vez por todas con el tiempo
Y ahogando el único rayo de luz
Atraído desde las afueras.
Quise comunicarme de nuevo
Pero al no poder abrir la boca
Solo envié señales de humo
Provenientes del incendio de mi corazón
Tal vez provocado por la rabia misma
O porque aun no he logrado borrar esta pena…
He naufragado en mis propias lágrimas,
Recorriendo así
Miles de kilómetros para salir de este encierro,
Para descifrar el acertijo de la vida,
Para entender un poco mas esta vana existencia,
Arrebatando las mascaras impías
Que niegan la sonrisa
Y agobia la libertad.