Pilar Luna

LA CONFUSIÓN

No son necesarias

las turbulencias

si los ovillos

redondos de lana

bien devanados

ruedan por la pendiente,

son cables de telégrafo codificados

formando una maraña

que destroza reputaciones

mofándose de cualquier paisano.

Una confusión sin arte

no resuelve la inseguridad.

Con alivio

se desparrama la tarde

y el olvido se desvanece.