Ha llegado el verano
con un tiempo revuelto
de calores y lluvias
alterando los cuerpos.
Y las mentes se estrechan
con reproches y miedos,
suplicando a los días
una paz en el tiempo.
Que el calor y la brisa
se permuten con celo,
alcanzando a las almas
y rompiendo el silencio.
Y es que son, estas fechas,
de crear mil recuerdos,
para luego llevarlos
y guardarlos muy dentro.
Son instantes y risas,
de pequeños momentos,
con sencillos murmullos
de la brisa y el viento.
Son la música sorda
de los labios inquietos,
y esa voz que estremece
y nos deja sus besos.
Son fragmentos y adagios
de algún viaje incompleto,
donde el alma se encuentra
con la paz de los versos.
Y así nace la vida
del poema y del sueño,
en la mente del niño
y del hombre viajero.
Ha llegado el verano,
para ti que, en invierno,
zapateas la vida
para ir a su encuentro.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/06/24