En susurros del viento hallé tu nombre,
un eco dulce, un soplo de pasión.
En secreto te amé, con alma y hambre,
en la noche, mi dulce condenación.
Tus ojos, dos luceros en la penumbra,
me guían, sin poder tocar tu piel.
En silencios, mi corazón alumbra,
y en tus labios se esconde mi laurel.
Prohibido es este amor que nos devora,
como fuego oculto en lo más profundo.
Es un lazo invisible que implora,
unir dos almas en un solo mundo.
Cada encuentro furtivo es un poema,
escrito en la sombra del deseo.
En la noche, tu aroma es el emblema,
que en mis sueños se torna en un recreo.
Amar así, en secreto y sin cadenas,
es como un dulce canto de sirena.
Es vivir en un mar de largas penas,
y encontrar en tus brazos mi verbena.
Nos escondemos tras velos de luna,
en abrazos que el tiempo hace eternos.
Nuestro amor, como estrella que no abruma,
brilla más allá de los cielos diurnos.
Y aunque el mundo nos niegue la esperanza,
en tus ojos hallé mi redención.
En la sombra de esta triste balanza,
nuestro amor es un sol en discreción.
Que el destino nos guarde en sus misterios,
y que el amor prohibido sea eterno.
Pues en tus besos, hallé mil imperios,
y en tu piel, mi refugio más interno.