Mujer
como en el afable paisaje de esta laguna
quiero abandonarme en tu orilla
deja que me abracen tus alisos
sollocemos juntos la tristeza de tus sauces
celebremos los dos
a tus niños visitantes
regálame las aves esperanzas
y las libélulas fantasías que te habitan.
Déjame ser la serena paz de tu remanso
y la turbulencia de tus aguas angustiadas
provocar el viento de tus incertidumbres
la lluvia de tus lamentos
la brisa de tu sosiego
y el sol de tus alegres mediodías.
Déjame ser motivación
de todo el clima de tu existencia
Pero mi bien, sobretodo
permíteme ser el brillo
de tu sonrisa en tu mañana
y el de tus ojos en tu tarde
dejando que en ti fulguren
desde tu espejo y hasta tu esencia
los rayos palpitantes
de mi amor urgente
intenso crepúsculo de cobre.
Marco