Ajenos nos volvemos por la boca
por la célula que nunca logra descansar
Vive el recuerdo de hace seis años
cuando escribir era una cuestión de fe
cuando no se trataba de una cuestión de costumbre
siempre supe que este momento llegaría
No de decir adiós porque no se puede
porque el fantasma confirma leyes de atracción
sino porque costumbre y necesidad se entrelazan
(la célula cansada se renueva)
Un estado constante de alerta
pase lo que pase nuestra configuración se altera
y debemos pasar por ambientes donde nos hacen creer
buscando una lágrima dejada atrás
Pienso en el mundo nuevo
en cómo mi lengua se estira contando historias de ayer
donde pasó lo que pasó
y desde donde debo de lamer con sal mis heridas
La célula no puede acostumbrarse
y la solución es tarde o temprano la solución
deben mis lágrimas indicar que funciona
Nadie entiende la complejidad de los salones
nadie sabe los secretos de las llevas
se trata de un gusto que es la intimidad para el paladar
Son vistos patrones en mí
como caminos que llevan hacia las fracturas
a dónde me orienta la percepción incompleta
la célula se arrulla y alucina que descansa
solo la idea del sueño la puede abstraer
Ha cambiado la concepción de la fe
y a medida que avanza el tiempo cuesta más
descubrir tan cerca aquellos mundos de locura
de violenta locura
tener miedo a no observar y ponerse de perfil
como cediendo a alguna fragilidad
temor a entrar en un mundo donde nadie pueda salir
dejar la sangre y las células allí
como un nefasto sacrificio
Ajenos nos volvemos por la boca