PASOS DE UNA NOCHE
En la senda solitaria,
mi corazón en agonía,
buscando en la melancolía
un rumbo sin travesía.
Me cruzó una estrella,
sedienta de mi estela,
con mirada tan bella,
quebrando la cautela.
Pidió con voz de ruego
calmar su fuego.
Era mujer de encanto,
con cariño en su canto.
Brillaba como lucero,
sus manos eran sendero.
Una musa trujillana,
tan pura como mañana.
Pero temí el desengaño,
por su aura de verano;
una historia ya escrita,
en un amor sin conquista.
Qué pena por su suerte,
en sueños tan inertes,
buscando en vano abrazos
en los fríos rechazos.
Qué pena por ella,
Y qué pena por mí,
Que no supe conducirla
A un amor de frenesí.
Quizás nunca sabré
Por qué no me atreví.
Autor: LUÍS APAZA H. Alías: Corazón Bardo
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