Gonci

Amor eterno \"Prosa\"

La vida, ese lienzo vasto y vibrante, se despliega ante nosotros con colores que cantan, que claman por ser vividos. Cada amanecer es una promesa, un susurro de posibilidades que se despiertan, que despliegan sus alas doradas bajo el sol naciente.

Amamos la vida, la amamos con sus ciclos y sus estaciones, con sus tormentas y sus calmas. Como el mar, que besa la orilla una y otra vez, en un acto de amor eterno, así es nuestro corazón, que late al ritmo de las mareas de la existencia.

En cada respiración, en cada latido, hay una canción de amor por la vida. Una melodía que se repite, que resuena en el eco de nuestros días, en la cadencia de nuestras noches. Amamos la vida, porque en ella encontramos el reflejo de nuestra propia luz, el eco de nuestra voz.

Repetimos nuestro amor por la vida, en cada gesto, en cada palabra, en cada acto de bondad. Como las estrellas que brillan en la bóveda celeste, nuestro amor por la vida es un faro, una guía, una constelación de esperanza.

Alineamos nuestros sueños con el pulso del mundo, con el fluir de los ríos, con el crecimiento de los árboles. Amamos la vida y nos entregamos a ella, como la flor se entrega al abrazo del sol, como la luna se entrega a la noche.

La vida es un baile, y nosotros somos sus bailarines. Giramos, saltamos, caemos y nos levantamos, siempre con la mirada fija en el horizonte de lo que está por venir. Porque amamos la vida, y en ese amor encontramos la fuerza para seguir adelante, para crecer, para florecer.

Amamos la vida, con su infinita paleta de emociones, con sus desafíos y sus triunfos. Y en ese amor, nos renovamos, nos reinventamos, nos realizamos. Porque la vida es el más precioso de los regalos, y amarla es nuestro más profundo y verdadero propósito.

 

Gonci