Salgo de casa a tu encuentro,
pillo a mil noches y estrellas
corretear candentes las flores en la hoguera
me sereno en el mar de tus labios
que me proponen
decirte a los ojos fijamente:
<< Tu mirada es el remanso de mi estrella,
Es el canto del mordaz desespero de mis metáforas>>
Y ahí, el sol esta quemándose,
la niebla vuela y queja su espesura
en el ruin manto de tu habla.
Callas y en mi alma grita el desespero,
finjo que soy duro, que el viento pasa
y borra, y lleva, y canta; pues, no olvida.
El ojo tirita como callejuela en invierno,
el farol en la esquina mira el evento,
se reinventa el lenguaje en tu silencio.
El frío vota la hoja rota y en mi regreso
piso su seca forma hasta hacerla crujir
como otoño muerto, y sentir quebrar, tal cual,
como el restallar de la hoja que se quiebra en llantos.