De frente, puerta
con puerta, al otro
lado del lado opuesto
a lo difícil, lo impensado,
ella, recién levantada, abre
la puerta, marrón con vetas,
contrachapado barato, Leroy
Merlín mediante, y le dije
que no, que entrara en el baño
ella, que yo iba a la cocina
aunque mi primer pensamiento
era lavarme las manos, tostada
y café mediantes, y cambié
de opinión —me encanta tener
cintura para adaptarme a lo de
repente, lo que surge de improviso—,
y fui hacia el frigo a por una manzana,
que mejor así, es temprano para la tostada,
pensé, autoengañándome, y ahora, justo
ahora, estoy terminándola, está ya próxima
a su carozo para pronto ser historia,
ser pasado, como todo lo que he escrito...
De frente, sí, puerta frente a puerta
—por no repetirme jajaja—, y ella, no,
durante un segundo que se hace lustro,
inmóvil, esperando mi reacción, si le daba
preferencia de paso o no, y yo no dudé
un instante, ni entonces ni ahora, todavía,
pensando, sigo sin dudar, no es necesario...
No sé si seguir escribiendo. He escrito poco, ¿no?