Exaltación al poeta
Dime, poeta, tu secreto,
dame el aire con que hueles
las pasiones arrimadas
al claro azul de tu frente,
quiero saber cómo le haces
para inventar tantos versos
desde las diez de la noche
a la hora en que amanece,
sin que el sueño te derribe,
sin que te tiemblen las piernas.
Hay un asombro absoluto
-no lo dudo, ni lo creo-
Dicen que eres brujo, poeta,
que vives de los conjuros
que se asoman a tu puerta,
que cabalgas una escoba,
una escoba hecha de trenzas
de las mujeres más bellas
que pasan, cruzan y vuelven
del jardín a la alameda.
Te calumnian cuando dicen
que acosas a las abejas
para robarles la miel
que luego brota en tus versos,
como lirios y amapolas,
como rosas y jazmines
que en el invierno florecen
bajo unos copos de nieve
aún más blancos que la leche
derramada por el suelo.
¿Naciste así o te hicieron?
dime con qué materiales
se construyen las estrellas,
de qué mar de aguas saladas
vienen tus lágrimas frescas,
como fingir tu sonrisa
hecha de versos inversos,
de comprimidas angustias,
de carencias sin remedio,
de sangre, sudor y sueño.