La fuerza bruta impresiona
y es causa de un cierto miedo,
al débil lo ningunea
con sus toscos aspavientos.
Aplastar a la razón
con un toque de fiereza
es licencia de un ceporro
que dialoga con la fuerza.
La palabra vale más
en lengua muy afilada,
al oponente tritura
y lo deja sin carcasa.
La palabra siempre vence
y doblega al más fornido,
una lengua bien dispuesta
a cualquiera deja frito.