En la distancia hallé tu fiel presencia,
como un faro en la mar de la soledad.
Amistad que trasciende la existencia,
y vive en la luz de nuestra verdad
Tus palabras, susurros en la brisa,
llegan a mí como un cálido abrazo.
Aunque lejos, tu voz es la risa
que resuena en mi corazón y paso.
Es la distancia un río que separa,
dos almas que en el fondo son hermanas.
Pero el amor de amigo no se para,
y florece en las tierras más lejanas.
A través del tiempo y del espacio,
nos unimos en recuerdos y sueños.
Nuestra amistad, sin fin ni prefacio,
es un lazo eterno en mil pequeños.
Cada carta, cada nota enviada,
es un puente que el abismo cruza.
La amistad verdadera es sagrada,
y en el corazón su llama se enciende y bruza.
En noches solitarias miro al cielo,
y en estrellas te encuentro, mi amigo.
Nuestra amistad, sin sombra ni recelo,
es un refugio en tiempos de frío.
La lejanía no apaga el cariño,
ni el lazo que en nuestros pechos late.
Nuestra amistad, un tesoro divino,
es un faro que el alma rescate.
Así, en la distancia, nos sostenemos,
con la certeza de nuestro querer.
Amistad lejana, pero sin frenos,
es un lazo que nunca va a ceder.