En la noche oscura de la delincuencia,
el sicariato acecha con su sombra fría,
la muerte ronda con su cruel ironía,
en la ciudad, reina la inseguridad con insistencia.
Los callejones susurran historias de temor,
cada paso es un riesgo, cada mirada una alerta,
en el silencio, se escuchan las balas despiertas,
en la oscuridad, se esconde el horror.
La violencia se cuela en cada esquina,
el miedo se apodera de la tranquilidad,
en la ciudad, reina la desigualdad,
la muerte y la angustia son su rutina.
En este escenario de sombras y desdicha,
la vida se viste de luto y desesperanza,
en la inseguridad, el alma se extravía,
buscando un destello de esperanza en la tristeza.
En la sombra de la delincuencia y el sicariato,
la muerte acecha en cada esquina sombría,
la inseguridad se cierne como noche fría,
en la ciudad, el miedo es un cruel retrato.
Los sicarios caminan con paso sigiloso,
la violencia se desata sin piedad,
en cada callejón, la realidad es cruda verdad,
en la oscuridad, el alma se vuelve coloso.
La delincuencia siembra el terror en el aire,
cada disparo es un grito de desesperación,
en la ciudad, reina la desolación,
la muerte y el miedo son su siniestro repertorio.
En este mundo de caos y desamparo,
la vida se viste de luto y desconsuelo,
en la inseguridad, el corazón es un anhelo,
por un mañana donde reine la paz y el amparo.