Gerardo Barbera

MI PEQUEÑO CAPITÁN

Recuerdo aquella tarde,

tarde de neblinas,

a lo lejos una voz 

de un pequeño capitán.

 

Era un niño más 

que se encontró con Dios,

que alegría era feliz 

mi pequeño capitán.

 

A mí oficina entró 

me miró a los ojos

una lágrima surgió 

mientras murmuraba,

quiero ser feliz 

y si lo quiere Dios 

que de un niño como yo

surja un cura como usted.

 

Durante un frío invierno,

su corazón ardía 

era muy feliz 

Y se fue volando.

 

El pequeño luchador,

el fiel capitán,

logró construir 

un camino de amor.