Con suave voz, tu boca me llamó,
refrescando el misterio de tus labios,
repitiendo los -ven- como rosario.
Una lengua rosada apareció.
*
Invitación al ósculo febril,
casi asomaba el nácar tras tus labios,
suspiros, casi, casi literarios,
pasan por incisivos, de marfil.
*
Invitan al pecado tan mundano,
es dulce y peligroso quehacer,
poder disfrutar besos tan profanos.
*
Poco importa de noche amanecer,
tus besos son sinceros, no pagados,
los prefiero rogados... ¡Que placer!
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
04/julio/2024