Esta dama de concreto y acero
que levanta una antorcha que no ilumina,
crea ilusiones a los vendedores de valores
y a los mortales que la temen.
Los mortales se embriagan con su nombre.
Libertad, palabra tan vacía:
la tememos y la reverenciamos,
creemos poseerla, pero nos hundimos en su misterio.
Libertad es esa dama que ama solo
a los luchadores por la justicia
a los seres que miran más allá de las utopías
a los hombres que destruyen toda cadena:
las reales y las imaginadas.
Libertad, no existes, pero sí los libertadores:
los seres que nos maravillan por su entrega,
los creadores de un futuro de luz.