En ese pasar sigiloso de los tiempos
añoraba tu presencia en mi sosiego.
Los lapsos singulares de mis ansias, ya añosas,
exhortaban a mi vida a deleitarse
y cavilar en tu llegada amorosa.
Ya vienes mi amor, y en ti recreas
aquella llegada adorable que aun late
en mi corazón de padre, hoy abuelo.
Excedes los espacios de mi alma
para colmarla del ardor de la esperanza
induciendo a mi ser hacia tu encuentro.
Me haces sentir capaz de lo imposible
al saberme acompañado, en lo ambarino,
por lo inmenso que me colma.