Las lágrimas se cristalizan
en los ojos que no miran.
Los ojos abiertos
no ocultan verdades,
se desvanecen las lágrimas.
Hay una tristeza melancólica
de lágrimas blancas,
sinceras, desprendidas.
Donde baila la tarántula
hay dolores profundos
con lágrimas rojas
que pierden la cordura
y verdean con la ventolera.
Cierran los ojos las lágrimas secas
que arañan el alma
y sólo las cura el agua.
Hay lágrimas de lluvia, alegres,
y en ellas caben todos los colores.
También hay lágrimas furtivas,
inesperadas, sin consistencia,
una debilidad momentánea.
Las lágrimas difamatorias
son negras como el infierno,
una mala conciencia,
y hay lágrimas de fuego,
psicópatas, defenestradas,
expulsadas del Olimpo.