Mi casa son muros viejos
una pared blanqueada
la alcoba destartalada
y tu rostro en los espejos...
por testigo.
Mi casa no es de tronío
es humilde, encantadora
yo, como dueña y señora
campo a mi libre albedrío...
sin postigo.
No existe en mi casa el lujo
solo una cama sencilla
el hueco de tu mejilla,
y en el ambiente, el embrujo...
de tu ombligo.
Tengo en mi casa un salón
con muebles de baratillo,
y un sofá con cabestrillo
me abduce sin compasión...
a tu abrigo.
Mi casa es donde yo quiero
compartir día tras día
la tristeza y la alegría
a tu lado, compañero…
tú conmigo.
Águeda Molina