Manuel Calderon Alvarez

El Vestido Rojo

 

Los días, las semanas, los meses pasan,

los sentimientos también, o eso dicen.

El amor, como llama ahogada,

planta que ya no es regada, perece,

o eso dicen...

 

Para mí, eso parece, al menos,

cuando no te veo, no te sueño,

cuando no te pienso, no te espero.

A veces siento que el amor muere.

 

Ahogo la llama, dejo de regar la planta,

pero el amor no fallece.

¿Por qué entonces me dicen que deje de quererte,

si cuando trato de hacerlo, me doy cuenta de que te amo?

 

Cuando no te veo, todo es más fácil.

Mi mente guarda las cenizas de nuestra llama ahogada.

No te veo, no te pienso ni te sueño.

Pero hoy cometí un error, uno de esos que no se cometen.

 

Hoy te vi, en ese vestido rojo,

y aunque ya estaba perdidamente enamorado,

entre mi dolor y desasosiego volví a amarte.

 

No es solo por tu belleza, no por ser Diosa,

pero solo a ti puedo verte hermosa.

Aunque parecía un juego, una broma,

dos meses ya, y eres la única en mi corazón, caprichosa.

 

Más sin embargo debo callar mis relatos,

en mi bohemia deberé arroparme,

ya que tú de mí no quieres saber,

te alejaste y me dejaste.

 

Sé que debo dejarte partir y ser feliz.

¿Por qué no parto yo contigo?

Decidiste dejarme atrás sin escrúpulos,

ahora es mi turno de dejarte,

o eso dicen...