José Fas Fonfría

HOY ME HE DESPERTADO.

HOY ME HA DESPERTADO

Hoy me he despertado, triste y alegre a la vez,
triste y acongojado por el cercano ocaso de mi vejez,
y con llanto contenido por tu añorada presencia
y el dolor y la angustia por tu ya larga ausencia.

Alegre, contento y con desmedido alborozo,
y satisfacción y regocijo, con júbilo y lleno de gozo,
el conforte y la consolación que me embarga
se me irradia optimista, con una dulzura amarga.

Solo tu dulce, sabroso y amoroso recuerdo,
ilumina mis pasos cuando sin ti me pierdo,
eres el ansia que me invade y me intranquiliza,
y que, con alborozado placer, te inmortaliza.

Eres mi gustoso alivio y tenue aplacamiento,
me das deleite, tranquilidad, apaciguamiento,
eres mi más complaciente quitapesares,
la efigie que venero en improvisados altares.

Eres la seguridad de mis actos inconscientes,
no siento debilidad en mis acciones coherentes,
pues la confianza que da un amor correspondido,
compensa todo por lo que he luchado, y perdido.

En el desconsuelo de mi soledad ya acabada,
que añoraba con nostalgia la felicidad buscada,
recibiré el premio por la satisfacción conseguida,
y será mayor que el dolor y la pena ya perdida.

El tan fastidioso abatimiento de antaño,
ya nunca más, volverá a hacerme daño,
y el agradable gozo por el placer conseguido,
será mi gran triunfo ante el sinsabor de lo vivido.

Se que no debo acomodarme en lo logrado,
sé que pasaré duras pruebas estando a tu lado,
pero las superaré todas con ansiado optimismo,
porque te quiero más, que me quiero a mí mismo.

Pronto vendrás, pronto llegarás amada mía,
mi corazón ya da saltos con insólita alegría,
la certidumbre que curarás mi alma herida,
bate palmas por la melancolía ya despedida.

Ven cariño, no me falles, con ilusión te espero,
serás mi merecido consuelo, mi amor postrero,
la paz que busqué en mi retirado aislamiento
el amor que soñé, que me hará libre como el viento.

Ven cariño, queriéndonos, todo lo pasaremos,
con esta ilusión tan grande todo lo superaremos,
ven cariño, ven a mis ya marchitados brazos,
que florecerán de nuevo para colmarte de abrazos.

Hagamos el amor, y hagámoslo bien, sin temores,
cada caricia mía, te llegará, con un manojo de flores,
y tú con agrado y sin prisas, me las irás devolviendo,
y todos envidiarán, como nos estamos queriendo.