Dejó de creer en los sueños, cuando descubrió que estos se perdían en la noche.
No quería dormir, por miedo a despertar, porque cuando despertaba no era capaz de volar, como lo hacía en sus sueños...
Y no quiso dormir, y entonces el sueño, se perdió.
Ella lloró, lloró mucho, tanto que sus párpados de hinchados que estaban se cerraron, y sin darse cuenta, se quedó dormida.
Pero entonces el sueño, que andaba perdido, no pudo verla, y no apareció.
Así que, cuando despertó, siguió llorando, hasta formar un río de lágrimas que se fueron secando e hicieron que se quedara ciega.
Ella no quería vivir así, y entonces quiso llorar, pero ya no le quedaban lágrimas.