Nuestra niñez.
Entre charco y charco
reíamos y sin prisa
jugábamos a ser niños.
Las ganas por llegar
carreras de locos
sin miedo por caer
que bueno era ser chicos.
Todo era posible
todo se creía
éramos parte del todo
fuimos esa verdad.
Hoy, mirando atrás
ese inocente
que se lleva por dentro
no se ha querido ir
se deja llevar de vuelta
a la ilusión,
al soñar.
Yo sé,
que tú también
lo sueñas.
Amigos míos.