El árbol no conmueve
Saber sobre el árbol sí
Saber que alguien escribe sobre él
Invocamos día a día y encendemos las velas
El ojo es una geometría divina
Está en todas las formas que nos ayudan a dibujar
En las esquinas de las mesas donde estrellamos las narices
Busco conmoverme por algún motivo
evocar el alma y sentir su placentera frialdad en el pecho
preguntarme por qué las lágrimas solo se asoman
como si se resistieran a caer
busco ese perfil que ansía ser de mármol
Las velas son para modificar o quizás ampliar esta realidad
como si existiera nada pendiente
es parte de mi existencia imaginarme en espíritu
no pudiendo sostener nada porque no tengo cuerpo
Y siempre el desvío ejerce gravedad
siempre se cumple un mandato donde alguien habla por mí
como si ningún dogma pueda quebrarse
vemos una ilusión y sencillamente la adoptamos
Venero la cornisa para demostrar no se qué
Viviendo con una tarea pendiente
Como si confesión y penitencia no fueran necesarios
Dejando al ojo sostenerse y levitar
Dejándolo llenarse hasta rebalsar
Quizás recreando otro tipo de lágrimas