Me Quedo Aquí XXIV
Reciclo el alma,
es como volver a renacer,
y a vivir comienzo en desear morir,
y en plena libertad,
deseo la prisión,
si soy como un ave que vuela lejos,
y como paloma en cautiverio,
si soy como un sortilegio en misterio,
me quedo aquí,
pues, el torrente de sin sabores,
queda en mi boca y entre mis labios,
como un silencio sabio,
no exasperes que soy como un penitente,
caminando de un lado a otro,
y deseando barrer el alma,
reciclo hasta su luz,
reuso a su insistente cruz,
cuando en el alma calma,
a todo un cuerpo extenuado,
y reflejo en el espejo su luz,
sin detener su forma de actuar,
voy pernoctando hacia el fabuloso destino,
me quedo aquí,
y sin ser sorda escucho y siento a tu corazón,
y sin ser ciega se me alteran los sentidos,
y sin ser muda inmuto a tus gritos,
que vienen y van,
y como una sola tempestad,
que se pierde sin libertad,
y sin exasperar más,
se encrudece el tiempo,
en un ocaso en que se va el sol,
y aparece la noche fría a descender,
cuando discurre lo que transcurre,
un altercado frío y no detiene el frío en la piel,
cuando desatas la ira si irás de regreso,
cuando no existe un receso,
entre las horas inertes e inmóviles,
de ésta vida sin vida,
cuando ocurre lo que discurre,
y como un sol que no detiene la luz,
así, me quedo aquí,
cuando al final se va la ira,
si irás lejos de mi propia alma,
no desanimes más ni más,
que hoy irrumpes una salida,
sin salida ni por ir al exterior,
el dolor se aferra al deseo,
y me quedo aquí,
es como infructuoso es el aire,
cuando no lo veo ni pasar,
ni caminar ni pernoctar dentro de mí,
sino en la piel que me roza,
el calor o el frío,
si eres como el universo frío,
no hay ni existe nada,
sólo es como una maqueta,
y que en plena oscuridad,
quiere elevarse hacia el norte,
siempre en el deceso,
de un alma que mira de reojo,
y que no muere jamás,
y como una triste falsedad,
porque el alma recorre,
hacia el ritmo del corazón,
y ni un atleta deja a sus pies como símbolo,
de triunfo, de desafío ni en llegar a la meta,
si soy sólo una paloma,
que con alas mojadas,
comienza el caminar en el suelo,
y como un triste vuelo,
caigo sobre el césped,
y sobre el tejado,
como en el precipicio frío,
de un desastre típico,
y como el reloj,
saltando como manecillas de un segundero,
haciendo Tic-Tac,
no empiezo a decaer el vuelo,
cuando incandescente es la ira,
e insolvente como la premura,
cuando la vida es dura,
y me quedo aquí,
como preámbulo de un crepúsculo,
y como los tentáculos,
soy sólo un alma reciclada,
y que desea ser feliz…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
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