Un corazón apuñalado,
desconozco está herida,
jamás ha sido vivida,
pero supongo que es esto
o peor lo que se trae.
El corazón palpita,
atravesado por la memoria,
desangrado por el eterno tiempo,
putrefacto en el vacío sin miedo,
hinchado para el presente,
desabrido por mi rumbo,
consumido en el delirio,
soportando sin el sol las andanzas,
escribiendo con el pálpito de esperanza,
cubierto secretamente por el mundo totalizado,
deshabitado como casa en el desierto,
desconocido en el oasis que aún albergó,
ingrato por la fatalidad de lo que inventó,
incluso ausente de toda infamia que aborrezco,
elevado por la piel del mártir,
descascarado por el futuro que ahora me trasciende,
abrasado por el frío que polvorea lo incansable,
abrazado en el descuido que se enciende por cada instante,
y tachado en inmemorables listas de sosiego.