José Fas Fonfría
NO ES EL AMOR QUE YO QUERÍA.
NO ES EL AMOR QUE YO QUERÍA
Nuestros pasos se cruzaron un día
caminando sin prisas por la acera.
La miré, y me miró también con alegría
con sus dos bonitos ojos verdes de hechicera.
Una más… que sensual sonrisa,
intercambiamos picarescamente,
noté mi corazón, latir muy deprisa
al sentirla frente a mí, tan presente.
La saludé amablemente, y ella
correspondió a mi saludo gozosa,
la sentí, imaginándola una estrella,
al contemplarla tan bella y armoniosa.
Mostraba con su turbadora sonrisa,
dos líneas de blancas y brillantes perlas
que envidiaría la mismísima diosa Artemisa,
y que me incitaban con dulzura a poseerlas.
Perlas enmarcadas en dos jugosos labios rojos,
que incitaban a jugar, y se mostraban atrevidos.
Labios delicados, armoniosos, y voluptuosos,
tanto, que me hicieron perder los sentidos.
Mi libertino corazón, comenzó a palpitar,
a la vez que mi sofocada mente imaginaba
un bonito final, con el que la aventura culminar,
por el ardiente amor que en mi interior brotaba.
Me acepto sí, pero… que equivocado estaba,
desde aquel aciago día, no hay paz en mi vivir.
Yo vivía normal, con lo que tenía me conformaba,
ahora, no tengo sosiego, y mi vida, es un sufrir.
Quiero comer, y no puedo,
el amor, me quita el hambre.
Quiero beber, y no puedo,
el amor me quita la sed.
Quiero dormir y no puedo,
el amor, me quita el sueño.
Quiero respirar, y no puedo,
el amor, me quita el aire.
Quiero vivir, y no puedo,
el amor, me quita la vida.
Comer, beber, dormir, respirar, vivir…
¿Qué clase de amor es este?
¿Quién me ha impuesto este castigo?
¡Yo vine al mundo para amar, y ser feliz,
no para padecer y morir en un sin vivir!