Emergiendo de la incertidumbre, cerrando ventanas, arriesgando lazos…
Al borde del precipicio, el vértigo se desata, los murciélagos sucumben y los relámpagos aturdidos, truenan en la mente, desgarrando gritos, abrumando pensamientos, despertando sentimientos…
Los cordones sueltos de mi ser se agitan en el vacío, como las algas pegadas a las rocas se contonean en el fondo del mar.
La insistencia del buen hacer, calma en silencio los potros desbocados de mi alma.
El saber el qué, agita los cipreses de mi estómago.
Mi hastío, sereno, detiene la chispa, que prende la llama que hace saltar, la dinamita de mi esencia…
Haré saltar la chispa, a pesar de mi ignorancia. Solo eso me inspira…
Mi instinto, me acompañó tantas veces que ahora no puedo dejarlo de lado.
Son destellos de luz, que me conducen al lugar donde el misterio, reina entre sonrisas que no se ven y donde nace la luz que me hace brillar.
Aún taciturno andaré hacia delante, sin mirar atrás...
Enfocaré las ideas allá, donde mis sentidos no se ven limitados, y entonces regresaré, y volveré a mirar lo que no quise ver, cuando comenzó el viaje.