Como hombre de carne y hueso
que compraba en el matadero
carne y hueso... auyama, cilantro, opio, mazorca, yuca, plátano, dientes de ajo, ajís pequeños, sal y aceite de oliva.
Todo esto es una receta hermosa,
para un sancocho que me regresa a la vida
después de envenenarme a tragos
por pensar de más,
trabajar de más,
amar de más,
olvidar tan rápido
y recordar demasiado tarde,
esa receta que lentamente se va cocinando, es una palmada en la espalda, tan caliente como alguna de mi padre que parece volvernos a la calma.