Soy pluma cobijada en el nido de las letras,
hecho de hojarascas secas
humildes y gallardas,
resistiendo los embates en verdes aguas
de mil piratas.
Soy voz que canta a las piedras milenarias
de los riachuelos de mi tierra vasca;
luego arrodillándome en sus aguas
las beso con mis labios
y ellas acarician con su frescura la montaña de mi boca.
Soy el alma que repica con mis versos las campanas
que anuncian en las iglesias euskaldunes las mañanas,
el ángelus y la misa de los domingos
con sus calles engalanadas de ikurriñas
y luego unos txikitos en compañía de los amigos.
Soy el brujo que cuando recorro la noche
la luna llena me invita a patxaran en su escondite,
y los querubines me cocinan un marmitako en su txoko,
que nutrirá mi esencia vasca en un puerto del norte
agitando con mis letras, ése mi mar cantábrico.
Soy voz, soy alma, soy una pluma...
Soy vasco hasta la médula...
Soy...
El brujo de letziaga