Lentamente, he ido sembrando cruces a mi paso
aprendiendo a convivir con la voz del silencio.
Yo vi cómo de repente se vaciaban mis manos
y he visto partir a aquellas sombras que partieron.
El tiempo me obligó a olvidar lo que he amado
los besos, que, como pájaros libres, solo se fueron.
Mi destino me llevó por caminos equivocados
donde fui feliz solo por contados momentos.
Entre tanta orfandad, la tristeza me fue amarrando
mientras mi alma quedaba en luto sin sentimientos.
Jamás pensé que vivir me costaría, como hoy demasiado
¡Qué tanto dolor llegaría a la base de mis huesos!
Y aquí estoy yo en medio de mi vida penando
sin huir del invisible laberinto donde estoy envuelto.
Aquí desnudando el verso que no quiere seguir callado
porque quiero que vuelen sin mí todos mis pensamientos.