No volveré a beber de ti, ni saciare tu sed, no volveré a tocar tu puerta, no me recostare en tu pecho y no formaras un arco con tus manos alrededor de mi cabeza...
Cerrare la puerta de aquello que alguna vez llamaste tú \"casa\"
Mi corazón quedará vacío, como un hogar sin muebles, como un ave cuando abandona su nicho.
Y nuestros ojos no nos verán volver, serán ciegos, ciegos ante la obscuridad que llevamos cargando, ciegos por tanto llanto, ciegos por no mirarnos una vez más...
Habrá muchos pasos que daremos cerca, cada vez más cerca del dolor y del abismo... pero lejos, cada vez más lejos de nosotros mismos, lejos de nuestro amor, de nuestros sollozos, lejos del encanto fisíco.
Y de la penumbra aquella que inundaba ese sitio que llamabas \"casa\", esa que dejaste vacía, destaca por su ausencia de color.
Mi corazón...
El que nunca tuvo puerta ni ventanas para ti.